El masaje sueco busca encontrar el equilibrio natural del cuerpo, mientras se eliminan las tensiones y se reafirman las articulaciones y los músculos. Contribuye a la eliminación de toxinas y favorece la circulación de la sangre y la circulación linfática. El masaje sueco tonifica y relaja, con movimientos suaves y lentos, realizando amasamientos por todas las partes del cuerpo, cuello, espalda, brazos y piernas, sin levantar las manos, realizando un masaje continuo y profundo. Cada sesión puede durar 50 o hasta 90 minutos. La idea es relajar la tensión y la presión muscular acumulada, sin causar dolor como los masajes descontracturante.

Este tipo de masajes permite eliminar la retención de líquidos en el cuerpo, mejora el funcionamiento del aparato digestivo, activa la circulación sanguínea, permite el aumento del tejido muscular haciéndolo más elástico y firme, mejorando el aspecto de la piel, contribuyendo a la relajación y la satisfacción por parte del paciente quien recibe el masaje.

El masaje sueco se aplica a las personas con problemas de estreñimiento, celulitis, atrofias musculares, esguinces, varices, arteriosclerosis, artrosis y escoliosis, entre otros problemas como problemas de circulación o linfático, o simplemente para el fortalecimiento y tonificación en tratamientos deportivos.

Esta modalidad de masaje es una técnica manual que se basa en los conocimientos de la anatomía y fisiología, a través de fricciones y amasamientos, con técnicas occidentales que a su vez ayudan a relajar la mente. Actualmente el masaje sueco se conoce más por el quiromasaje que se fundamenta principalmente en este tipo de masaje. Sin embargo, el quiromasaje permite la combinación de otras técnicas como el masaje turco o el masaje oriental, pero su base fundamental siempre será el masaje sueco.

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Esther R.